Hace algunos días, una jovencita preparatoriana me contaba con pelos y señas una batalla campal ocurrida en su escuela.
En una esquina: Los mochos de doble moral. En la otra: Los seres de criterio amplio.
La causa de la querella: Una novela del Maestro Gabriel García Márquez.
Resulta que la maestra de literatura tuvo la idea de que sus alumnos de sexto semestre leyeran Memorias de mis Putas Tristes. Pues nada, que más de un padre y más de una madre de familia, se esponjaron ante tal titulo, en aquella junta, se tacho a García Márquez de cerdo, mal hablado, depravado, crápula, vil, canalla, y otros calificativos ofensivos, que ni el mismo Gabriel, en su momento más inspirado de realismo mágico hubiera imaginado, un padre de familia dijo que “le habían contado” que el libro promovía la pedofila.
Total que el director de la escuela acabo por ceder ante los Mochilones, que eran mas, y le pidió a la profesora que cambiara de libro.
¿Qué clase de gatos ignorantes se atreven a decir que Gabo es mal hablado?
Es tanto como decir que Miguel Ángel es pornográfico, porque esculpió a El David encueradito. No son más que palabras y la ofensa no son las palabras, si no la intención con que se dicen, y quien y porque las dice.
En lo personal, creo que títulos tan de moda en libros como:
¿Por qué los hombres aman a las cabronas?, Sin tetas no hay paraíso, Manual de la perfecta cabrona, etc., etc., se cuelgan de títulos controvertidos, solo para vender, porque en la calidad del contenido, a mi gusto, dejan mucho que desear.
Pero ¿Gabriel García Márquez? Él no tiene ninguna necesidad de usar un titulo escandaloso para que alguien se interese en leerlo, y si usó ese titulo, supongo que fue porque era lo más adecuado a la idea que quería transmitir.
Yo creo que aunque no le pusiera titulo a un libro, este se vendería como pan caliente.
Claro que aquella polémica en el “Colegio del Sagrado Corazón de Jesús Válgame Dios que Inmoralidad” no hizo si no despertar aún más la curiosidad de los jovencitos por García Márquez, cosa que me parece maravillosa, mi joven amiga se fue muy feliz porque le preste Doce Cuentos Peregrinos y Del Amor y Otros Demonios. Y yo me pregunto, de esos padres ofendidos ¿Cuántos no habrán acudido a solicitar los servicios de una chica cuya oficio, ni siquiera se atreven a mencionar?
Publicado por Susanita en Hazme el chingado favor!
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