Esta mañana me levante mas temprano de lo habitual y no precisamente para llegar temprano a la primera clase.
En medio de un extraño sueño con arañas, escuché que las laminas de mi cuarto tronaban. Desperté y pensé que eran gatos corriendo, pero cuando mi cama se empezó a sacudir - por un instante recorde a El Exorcista- y las paredes a crujir me levante como poseido.
Los trastes se azotaban unos contra otros y los árboles se movian haciendo un rechinido extraño que pense que alguna rama caeria.
Mi mamá se acababa de despertar y me dijo lo que era mas que evidente: que estaba temblando.
¡tus hermanos!
Corri -si ya sé que en esos casos no hay que correr- a mi cuarto a despertar a uno de mis hermanos mientras ella despertaba al otro.
Fue mas lo que tardamos en despertarlos -y sacarlos- al patio que lo que tardó el chistesito de la naturaleza.
Después la incertidumbre. Creimos que el sismo vino de donde vienen normalmente los sismos. Pensamos en nuestros familiares que viven en Puebla y nos imaginamos un escenario catastrofista de lo que allá pudiese haber ocurrido.
Revisamos toda la casa. Nada se habia cuarteado, nada se rompió, aunque la pecera donde vive mi iguana se movió considerablemente del sitio donde se encontraba. Solo fue el susto.
Éste se originó frente a las costas de Alvarado -no se reportan mayates ahogados- y duró unos 20 segundos, 18 según los reportes para ser mas exactos.
Un sismo de poco mas de 5 grados Richter nos metió -o nos sacó- un sustote. Algunas personas dicen no haberlo sentido, pero para quienes sí definitivamente ya no pudimos dormir.
Siempre que sentimos un sismo nos imaginamos que ocurrió al otro lado del país, tan lejos que nos sentimos seguros; pero cuando ocurren cerquita de tu ciudad, donde es casi nulamente probable que tiemble, y con tal intensidad, es cuando -literalmente- la sientes cerca.
En medio de un extraño sueño con arañas, escuché que las laminas de mi cuarto tronaban. Desperté y pensé que eran gatos corriendo, pero cuando mi cama se empezó a sacudir - por un instante recorde a El Exorcista- y las paredes a crujir me levante como poseido.
Los trastes se azotaban unos contra otros y los árboles se movian haciendo un rechinido extraño que pense que alguna rama caeria.
Mi mamá se acababa de despertar y me dijo lo que era mas que evidente: que estaba temblando.
¡tus hermanos!
Corri -si ya sé que en esos casos no hay que correr- a mi cuarto a despertar a uno de mis hermanos mientras ella despertaba al otro.
Fue mas lo que tardamos en despertarlos -y sacarlos- al patio que lo que tardó el chistesito de la naturaleza.
Después la incertidumbre. Creimos que el sismo vino de donde vienen normalmente los sismos. Pensamos en nuestros familiares que viven en Puebla y nos imaginamos un escenario catastrofista de lo que allá pudiese haber ocurrido.
Revisamos toda la casa. Nada se habia cuarteado, nada se rompió, aunque la pecera donde vive mi iguana se movió considerablemente del sitio donde se encontraba. Solo fue el susto.
Éste se originó frente a las costas de Alvarado -no se reportan mayates ahogados- y duró unos 20 segundos, 18 según los reportes para ser mas exactos.
Un sismo de poco mas de 5 grados Richter nos metió -o nos sacó- un sustote. Algunas personas dicen no haberlo sentido, pero para quienes sí definitivamente ya no pudimos dormir.
Siempre que sentimos un sismo nos imaginamos que ocurrió al otro lado del país, tan lejos que nos sentimos seguros; pero cuando ocurren cerquita de tu ciudad, donde es casi nulamente probable que tiemble, y con tal intensidad, es cuando -literalmente- la sientes cerca.
0 Response to "Terremoto jarocho"