Mucho se ha hablado de la Reforma Energética en Pemex. Las opiniones son divergentes, por un lado están quienes respaldan la opinión del Felipe Calderón -en algunos casos sin entenderla- y por otra quienes se oponen férreamente -en algunos casos sin conocerla-.
Sin embargo el pasado 27 de julio los mexicanos dimos una muestra de civismo y participación ciudadana sin precedentes en la historia de nuestro país.
Escribí “dimos” porque además de emitir mi opinión en la consulta participé como Auditor de la misma. Es decir: vigilé -como muchas personas- que ésta se desarrollara de manera limpia y transparente, de manera que ni los del PRD ni el PAN pudiesen enlodar este ejercicio ciudadano.
Sí, aunque a algunos les incomode, la Consulta Ciudadana no fue organizada por el PRD ni López Obrador como muchos creen. La intensión de llevar a cabo la consulta surgió a iniciativa de ellos pero fueron civiles quienes la organizaron y la llevaron a cabo de una manera tan ordenada y transparente dando ejemplo al IFE de cómo hacer consultas populares.
Mi función formaba parte de la Auditoria realizada por Alianza Cívica y Propuesta Cívica, asociaciones presididas por Rogelio Gómez Hermosillo y Sergio Aguayo respectivamente, quienes a petición de los organizadores realizaron una revisión externa y ajena a la consulta para supervisarla con la colaboración de otros ciudadanos. Yo era de esos otros ciudadanos.
Durante todo el día estuve visitando las Mesas Receptoras que hacían las veces de Casillas y al término de la jornada el Centro de Computo Municipal para supervisar que los resultados coincidieran con las Actas de Escrutinio y que las boletas no fuesen alteradas.
A pesar de la campaña para desacreditar el ejercicio ciudadano tildándolo de improcedente inconstitucional y hasta ilegal, fue muy satisfactorio para un servidor ver la participación decidida de los veracruzanos.
Hubo quienes criticaron el hecho de que no existiese una mampara para que los ciudadanos emitieran su opinión en secreto, sin embargo por tratarse de una consulta popular, y no de una elección, ésta era casi innecesaria.
Lamentablemente la intolerancia se hizo presente en algunas mesas receptoras donde simpatizantes de la Reforma insultaron a quienes realizaron la Consulta Ciudadana. A estos últimos se les debe reconocer el participar voluntariamente sin recibir remuneración; al igual que todos los que de una u otra estuvimos involucrados en la Consulta lo hicimos sin buscar beneficio particular sino para cambiar lo que nuestros políticos no hacen y defendiendo el bien común, algo que a quienes apoyan la Reforma no conocen.
Sin embargo el pasado 27 de julio los mexicanos dimos una muestra de civismo y participación ciudadana sin precedentes en la historia de nuestro país.
Escribí “dimos” porque además de emitir mi opinión en la consulta participé como Auditor de la misma. Es decir: vigilé -como muchas personas- que ésta se desarrollara de manera limpia y transparente, de manera que ni los del PRD ni el PAN pudiesen enlodar este ejercicio ciudadano.
Sí, aunque a algunos les incomode, la Consulta Ciudadana no fue organizada por el PRD ni López Obrador como muchos creen. La intensión de llevar a cabo la consulta surgió a iniciativa de ellos pero fueron civiles quienes la organizaron y la llevaron a cabo de una manera tan ordenada y transparente dando ejemplo al IFE de cómo hacer consultas populares.
Mi función formaba parte de la Auditoria realizada por Alianza Cívica y Propuesta Cívica, asociaciones presididas por Rogelio Gómez Hermosillo y Sergio Aguayo respectivamente, quienes a petición de los organizadores realizaron una revisión externa y ajena a la consulta para supervisarla con la colaboración de otros ciudadanos. Yo era de esos otros ciudadanos.
Durante todo el día estuve visitando las Mesas Receptoras que hacían las veces de Casillas y al término de la jornada el Centro de Computo Municipal para supervisar que los resultados coincidieran con las Actas de Escrutinio y que las boletas no fuesen alteradas.
A pesar de la campaña para desacreditar el ejercicio ciudadano tildándolo de improcedente inconstitucional y hasta ilegal, fue muy satisfactorio para un servidor ver la participación decidida de los veracruzanos.
Hubo quienes criticaron el hecho de que no existiese una mampara para que los ciudadanos emitieran su opinión en secreto, sin embargo por tratarse de una consulta popular, y no de una elección, ésta era casi innecesaria.
Lamentablemente la intolerancia se hizo presente en algunas mesas receptoras donde simpatizantes de la Reforma insultaron a quienes realizaron la Consulta Ciudadana. A estos últimos se les debe reconocer el participar voluntariamente sin recibir remuneración; al igual que todos los que de una u otra estuvimos involucrados en la Consulta lo hicimos sin buscar beneficio particular sino para cambiar lo que nuestros políticos no hacen y defendiendo el bien común, algo que a quienes apoyan la Reforma no conocen.