Hace semanas discutí con un amigo acerca de Juan Camilo Mouriño, Secretario de Gobernación. Mi amigo basaba sus argumentos en su atracción física hacia el político más que en razones coherentes. Yo, por mi parte, hacia sólido mi argumento enumerando las posibles y turbias razones por las que llegó a la Secretaria de Gobernación.
Como era de esperarse terminó disgustándose y con un tono de voz, propio de alguien que esta mas que vencido, dolido, intento salirse por la tangente diciéndome: "Deberías juzgarlo por su trabajo y no por el hecho de que si es español o no, eso es ser malinchista".
Decidí guardar silencio a pesar de qué, con la palabra con que terminó su enunciado, pude haberlo callado definitivamente; como es bien sabido por el lector que conoce el significado y origen del termino “malinchista”.
En aquella ocasión omití comentarios por respeto a las pasiones de mi amigo, sin embargo ésta semana me enteré que “alguien” creo un blog dedicado únicamente a ensalzar a Mouriño como político y como hombre.
La Mouriñomania va en serio.
Al parecer son muchas las personas que han idealizado al Secretario hasta niveles sorprendentes incluso para los mismos implicados. Cabe destacar que los blogs se han convertido en una herramienta sólida para quienes buscan, entre otras cosas, difundir ideas. El fenómeno de los blogs en México dio inicio conjuntamente con el proceso electoral de 2006, cuando miles de ciudadanos, buscando el espacio que los medios negaron a los partidarios de centro-izquierda, encontraron en los blogs el medio de expresión donde el gobierno no podía censurar; siendo El Sendero del Peje el que marco este parte aguas.
Por el Sendero del Peje siguieron miles de blogs que intentan repetir la formula original con el estilo particular de cada blogger y el Club de fans de Juan Camilo Mouriño no es la excepción.
Éste blog logró notoriedad gracias a una nota de El Universal a manera de publicidad donde cuatro links directos le pusieron.
Desafortunadamente el blog no permite comentarios, ya que el mío no hubiese destacado entre los de tantos mexicanos enardecidos más por la estupidez y fanatismo que por el mal gusto.
Estimado lector, no cabe duda que en gustos se rompen géneros; pero, haciendo a un lado las convicciones políticas, la ideología y hasta las preferencias sexuales: ¿A quien se le hace atractivo un orejón con la cabeza desproporcionada?
Como era de esperarse terminó disgustándose y con un tono de voz, propio de alguien que esta mas que vencido, dolido, intento salirse por la tangente diciéndome: "Deberías juzgarlo por su trabajo y no por el hecho de que si es español o no, eso es ser malinchista".
Decidí guardar silencio a pesar de qué, con la palabra con que terminó su enunciado, pude haberlo callado definitivamente; como es bien sabido por el lector que conoce el significado y origen del termino “malinchista”.
En aquella ocasión omití comentarios por respeto a las pasiones de mi amigo, sin embargo ésta semana me enteré que “alguien” creo un blog dedicado únicamente a ensalzar a Mouriño como político y como hombre.
La Mouriñomania va en serio.
Al parecer son muchas las personas que han idealizado al Secretario hasta niveles sorprendentes incluso para los mismos implicados. Cabe destacar que los blogs se han convertido en una herramienta sólida para quienes buscan, entre otras cosas, difundir ideas. El fenómeno de los blogs en México dio inicio conjuntamente con el proceso electoral de 2006, cuando miles de ciudadanos, buscando el espacio que los medios negaron a los partidarios de centro-izquierda, encontraron en los blogs el medio de expresión donde el gobierno no podía censurar; siendo El Sendero del Peje el que marco este parte aguas.
Por el Sendero del Peje siguieron miles de blogs que intentan repetir la formula original con el estilo particular de cada blogger y el Club de fans de Juan Camilo Mouriño no es la excepción.
Éste blog logró notoriedad gracias a una nota de El Universal a manera de publicidad donde cuatro links directos le pusieron.
Desafortunadamente el blog no permite comentarios, ya que el mío no hubiese destacado entre los de tantos mexicanos enardecidos más por la estupidez y fanatismo que por el mal gusto.
Estimado lector, no cabe duda que en gustos se rompen géneros; pero, haciendo a un lado las convicciones políticas, la ideología y hasta las preferencias sexuales: ¿A quien se le hace atractivo un orejón con la cabeza desproporcionada?