La Opinión de los Moneros

Por Josué Randú 20 de septiembre de 2008

Los moneros, con su perspectiva crítica -que ya desearian muchos periodistas- le dedicaron sus trabajos al hecho que conmocionó al pais.

Nuestra Señora de la FACICO

Por Josué Randú 18 de octubre de 2007

Gloriosa aparición mariana en la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación dejó atonitos a propios y extraños.

Grito de Dolor

Por Josué Randú 20 de septiembre de 2008

Mucho se ha hablado de las explosiones en Morelia. Lo ocurrido el 15 de septiembre de este año se convirtio en la noticia del año y en el suceso ha pasmado a los mexicanos. ¿Qué nos esta pasando como nación?

Mouriñomania

por Josué Salazar 3 comentarios
Hace semanas discutí con un amigo acerca de Juan Camilo Mouriño, Secretario de Gobernación. Mi amigo basaba sus argumentos en su atracción física hacia el político más que en razones coherentes. Yo, por mi parte, hacia sólido mi argumento enumerando las posibles y turbias razones por las que llegó a la Secretaria de Gobernación.

Como era de esperarse terminó disgustándose y con un tono de voz, propio de alguien que esta mas que vencido, dolido, intento salirse por la tangente diciéndome: "Deberías juzgarlo por su trabajo y no por el hecho de que si es español o no, eso es ser malinchista".

Decidí guardar silencio a pesar de qué, con la palabra con que terminó su enunciado, pude haberlo callado definitivamente; como es bien sabido por el lector que conoce el significado y origen del termino “malinchista”.

En aquella ocasión omití comentarios por respeto a las pasiones de mi amigo, sin embargo ésta semana me enteré que “alguien” creo un blog dedicado únicamente a ensalzar a Mouriño como político y como hombre.

La Mouriñomania va en serio.



A
l parecer son muchas las personas que han idealizado al Secretario hasta niveles sorprendentes incluso para los mismos implicados. Cabe destacar que los blogs se han convertido en una herramienta sólida para quienes buscan, entre otras cosas, difundir ideas. El fenómeno de los blogs en México dio inicio conjuntamente con el proceso electoral de 2006, cuando miles de ciudadanos, buscando el espacio que los medios negaron a los partidarios de centro-izquierda, encontraron en los blogs el medio de expresión donde el gobierno no podía censurar; siendo El Sendero del Peje el que marco este parte aguas.

Por el Sendero del Peje siguieron miles de blogs que intentan repetir la formula original con el estilo particular de cada blogger y el Club de fans de Juan Camilo Mouriño no es la excepción.

Éste blog logró notoriedad gracias a una nota de El Universal a manera de publicidad donde cuatro links directos le pusieron.

Desafortunadamente el blog no permite comentarios, ya que el mío no hubiese destacado entre los de tantos mexicanos enardecidos más por la estupidez y fanatismo que por el mal gusto.

Estimado lector, no cabe duda que en gustos se rompen géneros; pero, haciendo a un lado las convicciones políticas, la ideología y hasta las preferencias sexuales: ¿A quien se le hace atractivo un orejón con la cabeza desproporcionada?







No cabe duda que a alguien que no ha tenido cerca a Enrique Peña Nieto.


putos

por Josué Salazar 1 comentarios


Algo que nunca he entendido es la necesidad de saber si alguien es puto o no, ese famoso “¿Será, o no será puto?” es una pregunta bastante pendeja, ya que todos los días no encontramos con putos y nadie se salvamos de ser uno.

Como el puto que te bajo a la vieja, el puto es que nos metió el gol, el puto que se te cruzó la calle a lo pendejo, el puto que te robó, el puto que te secuestró, el puto que no te rebajo el precio, el puto del diputado, senador o gobernante, el puto que te chocó, el puto del jefe y puto el que no brinque.

También hay muchos conocidos que son putos, como el puto que ya no quiso ir a la fiesta, o el puto que ya nunca llamo, o el puto que no saco a la viejonona esa, el puto que no me a regresado el juego, el puto de tu cuñado y el puto que no lavo los platos.

Y que tal el puto trabajo, el puto coche, el puto pantalón que ya no entra, el puto árbol que se nos cruzo, el puto accidente y el puto perro que nos orinó.

Hacemos uso de la palabra “puto” para describir lo peor de la gente y sus acciones al igual de las cosas que nos cagan. Pero desafortunadamente también es una palabra que la mayoría usa para referirse a una persona homosexual.
Equivocadamente, diría yo, porque no creo que ellos tengan la culpa de ser clasificados con lo más vil de las personas, entre quienes realmente son putos.

Y lo peor, es que nos aferramos en saber si son o no son putos cuando todos sabemos a final de cuentas que, a todos, alguien nos califica como “El puto ese”.

Claro, también se puede ser un homosexual puto. Un puto muy puto. Por ejemplo: Fabián Lavalle es un puto porque gana dinero platicando en televisión y radio los chismes de la gente. Es puto porque cuando le voltearon la tortilla pide que no le hagan lo que él hace y seguirá haciendo. Me caga ese puto. Pero creo que lo ultimo de lo que nos tenemos que preocupar es por su orientación sexual, de cualquier manera es y seguirá siendo puto.

Entonces…¿es o no es?

Pues la verdad creo que nos debería valer madres ese tipo de preguntas ya que solo generan prejuicios. Todos tenemos el derecho de vivir nuestras vidas como se nos hinche el huevo y si calificamos a alguien de puto que sea por sus acciones y no por sus preferencias.

Fuente: Hazme el chingado favor!

Lo anterior es en referencia al 17 de mayo, Día de la lucha contra la Homofobia; tanto a nivel nacional como a nivel internacional. Un día como hoy, pero de 1990, la Organización Mundial de la Salud eliminó a la homosexualidad de su lista de enfermedades.

A pesar de este "simbolico acto" en muchos paises -y por recomendacion de la OMS- los homosexuales no pueden donar sangre por que "son un grupo de alto riesgo".
Como si no lo fueran también los heterosexuales que cojen con prostitutas sin protección, o los que practican la zoofilia, o los que se masturban en baños públicos, o los sacerdotes pedofilos, o la vecina que se la mama a todos los de la cuadra. Claro, la diferencia estriba en ese prejuicio llamado homofobia.



® Josué Randú Salazar Hernández. Todos los derechos reservados.

“Este blog incita a la opinión y la reflexión. Las opiniones de los firmantes son ajenas a la del autor y viceversa. El autor no se hace responsable del impacto existencialista que puede tener este blog en tu persona”

“Este blog es inter y apoya la diversidad sexual; es ajeno a cualquier propaganda de Provida o manipulación yunquista. Queda prohibido el uso para fines distintos a la información y conciencia social”

cσρчяιgнτ © SAHERCO 2007-2008
A diferencia de la escritora cubana Zoé Valdez, mis mejores amigos no son homosexuales, mis hermanas tampoco lo son. Bueno, al menos eso parece, porque caras vemos... Quizás en la clandestinidad (iba a decir intimidad, pero eso es otra cosa) a mis amigos se les haga agua la canoa, se les voltee el calcetín o, por qué no, bateen por los dos lados. Y esto también va para mis hermanas. ¿Quién lo puede saber? A lo mejor ni siquiera se han dado cuenta del gusto (reprimido) que tienen hacia alguna persona del mismo sexo. ¡Pero cómo va a ser eso! ¡Es una cochinada! ¡Contra natura! ¡Dios nos perdone y proteja! Además, y si lo llegara a saber fulanita y zutanita, pa’ que te cuento. Caramba, mejor seguir así, “normalitos”, aunque a veces...

A veces me encuentro con personas que no tienen empacho en decir y vivir a su modo, si lo sabe Dios que lo sepa el mundo. Y viven felices, o al menos con esa alegría que ya quisieran muchas parejas heterosexuales. Celebro esta actitud. Creo que fue Michel Foucault quien sostenía que lo que incomoda a la sociedad no es que dos personas del mismo sexo tengan relaciones, sino lo imperdonable y perturbador es el modo de vida que llevan. Si será cierto. Ese es el miedo terrible a la homosexualidad, al mundo y vida gay, lésbico y demás “desviaciones”. Porque la gente supuestamente “normal” ve con ojos desorbitados que dos hombres o dos mujeres se paseen agarraditos de la mano, ya no digamos besándose en la vía pública. ¡Qué horror! “¡Degenerados!”, gritaría mi abuela.

“¿Por qué no soy yo tu cuerpo/sobre mi cuerpo desnudo/para abrazarme a mi tronco/y sentir, de ti, mi fuego/ascendiendo por mis muslos?”, versificó Elías Nandino. No, pos sí. Porque finalmente la vida es de quien la vive, ¿no? Groucho Marx escribió: “Hace tiempo conviví casi dos años con una mujer hasta descubrir que sus gustos eran exactamente como los míos: los dos estábamos locos por las chicas”. ¡Sopas!

Pero a qué tanto cuento con esto. Tanto cuento en respuesta a tanto escándalo por la Ley de Sociedad de Convivencia para el Distrito Federal aprobada hace poco y puesta en marcha hace menos, y también porque ahora, en Veracruz, ciertos flamantes diputados del Congreso del Estado pretenden dizque enarbolar una causa y una lucha sin conocer siquiera el peso semántico, cultural, social y religioso que representa el movimiento gay. Estas posiciones políticas huelen más a oportunismo electorero que a defensa real de intereses ciudadanos, como suele ocurrir en muchas ocasiones. Porque si a esas nos vamos, cuántas leyes o iniciativas de reforma sumamente importantes están pendientes y hasta congeladas. Que nos contesten nuestros legisladores locales.

Pero bueno, ¿que qué pienso de la Ley de Sociedad de Convivencia? Sin ser simplista es tan sencillo el asunto –qué perogrullada, ¿verdad?-, porque se trata de un texto jurídico que reconoce el derecho de que cada quien viva con quien desee hacerlo y, sobre todo, que se reconozcan plenamente las responsabilidades y prerrogativas que las personas adquieren cuando toman tal decisión. ¿Hasta aquí ve usted algún problema? Supongo que no; el problema es cuando la sociedad piensa que la homosexualidad es... (aquí agregue el lector lo que guste).

Pero para qué hacernos penjamos si se tiene constancia y documentación de prácticas homosexuales desde los mismos albores de la humanidad, en todas las épocas y civilizaciones. Acaso no recuerdan que las antiguas sociedades griegas y romanas toleraban e incluso celebraban las relaciones de personas del mismo sexo, aunque ciertamente no fueron reconocidas socialmente, mucho menos jurídicamente. Acaso no recuerdan las bellas obras llamadas homoeróticas, como la Oda a mis amantes, de Paul Verlaine quien junto con Arthur Rimbaud escribió Soneto al ojo del culo, para no hablarles de tantas y tantas obras del mismo talle homoerótico.

¿Sabe usted lo que dijo Sabina Berman ante la presencia de los novios Antonio Medina y Jorge Cerpa cuando refrendaron con un beso su amor por primera vez en unión gracias a la Ley de Sociedad de Convivencia?: “Con un beso hoy se desplomaron 30 siglos de intolerancia”. Y aclaró que no sólo los homosexuales tiene derecho a utilizar esta Ley, sino también gente que por años han compartido un lugar juntos, como un sacristán y un cura (¿a poco?), dos amigos o dos octogenarios que entre sí se las arreglan para salir adelante. (Diario de Xalapa/17 de marzo/2007).

Groucho Marx dijo que “el matrimonio es una gran institución. Por supuesto, si te gusta vivir en una institución”, aunque la Ley de Sociedad de Convivencia no propiamente constituye el matrimonio gay. Pero en todo caso, como escribió Víctor Hugo, “el matrimonio, como los injertos, prende bien o prende mal”. Vaya, que el amor es un juego; el casamiento un negocio, pensaba Alberto Moravia.

Mi caro lector se preguntará si un servidor es gay, o al menos con esa tendencia... ¡glup! Cuento con una respuesta: si no me lo preguntan, lo sé; si me lo preguntan, no lo sé.

Publicado por Jorge Arturo Rodríguez en alcalorpolitico.com el 23 de Abril de 2007
Publicado sin fines de lucro o plagio intelectual

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